APORTES AL DEBATE


LA GENERALA Y EL OPUS DEI


La actual intendente de la región del Bio - Bio, tuvo su primer traspié al asumir el cargo, le fueron negados los poderes que exigía para actuar sin trabas del gobierno central, lo que desde ya, anuncia fricciones entre la UDI y el partido del actual gobierno, particularmente con el ministro del interior, el dato no es menor, dadas las desmedidas aspiraciones y el flirteo que sostiene hace rato Jacqueline von Ryssenberghe con el poder.

Integrante del Opus dei y de familia golpista y pinochetista no olvidemos que su padre Enrique, acérrimo partidario de la dictadura de Pinochet, fue uno de los alcaldes designados por el tirano, profitando y enriqueciéndose en ese periodo a través de la empresa constructora – Ryssenbergerhe y compañía limitada, que contrajo deudas con CORFO por no pagos de créditos hipotecarios, juicio numero 47294 del tercer juzgado de letras de concepción y que hace unos años enfrento una querella de la municipalidad de la zona por reiteradas acciones ilícitas desde 1973, a raíz de extracción Ilegal de áridos.

Como es sabido, el opus dei, es una organización católica de enorme poder Civil, que sustenta su fe en la familia orgánica en la tradición familiar, en la estructuración de jerarquías y subordinación, en la concepción súper honora. Paria y servil/ sirviente/, donde el poder económico y la educación, son los poderes decidores en la composición familiar, que desde ya, es un ingrediente totalitario, si además es acompañado por la carga de tradición y mantenimiento de la propia carga valórica, extendida de la propia autoconciencia hacia las exigencias de una ética del medio y la sociedad. Cuyas formas mismas provienen de la propia tradición de la gran madre, es decir la patria, con su simbología, que ya quedo expuesta en el primer discurso de Piñera, cuya matriz operativa es la acción y el trabajo, exponente y lema similar que se observa en las consignas fascistas “el trabajo es oro”, en las puertas de los campos de concentración de Matthausen en Austria, Alemania, Polonia, Chequoslovaquia, etc., y que hoy aparecen bajo la forma de convicciones políticas y empresariales, actitudes y convicciones y de un modelo de reconstrucción lapidariamente sirviente, de emergencia permanente y solidaridad de escasa dignidad para las personas.

La generala del opus dei y el actual gobierno no tiene un proyecto totalizador para la zonas afectadas, y las zonas afectadas con su inmensa demanda de necesidades de corto, mediano y largo plazo, de corte social humano, salud, educación, estímulos reurbanizativos, planificación político administrativa y sobre todo reconstrucción del sistema económico de la pequeña y mediana empresa, de las propias riberas afectadas.

Hoy el vértigo y aumento de las necesidades personales, sociales, de las familias afectadas, no hallan una respuesta ni global ni específica, en el contexto de una planificación de reconstrucción y desarrollo, no existe un órgano central de resolución, programación y operaciones sistematizadas. Estando descolocados de la realidad, los operadores de HARVARD, y sus pergaminos, no hallan la solución. Léase “profesionales de excelencias”.

Se abre un nuevo teatro de operaciones sociales, un nuevo escenario de lucha social, en un contexto dramático colocado por la naturaleza, pero hay otro, de mayor complejidad, de mayor profundidad, de más largo alcance, de mayor envergadura estratégica y desde donde y hacia donde debemos apuntar, se nos viene estimados compañeros,”un Tsunami social”, que posiblemente para los directamente afectados traerá mas penurias en torno a problemas climáticos, desajustes médicos y pandemias, cesantías, hambre y otros fenómenos, que pueden traer con ello, un sistema de represión mayor, como por ejemplo la permanencia de los estados de excepción, limites a las libertades individuales y finalmente mayor ingerencia del estado policial.


Con certeza y tranquilidad es necesario estudiar, comprender y asimilar estos nuevos escenarios, sin forzar la realidad, que hablen los acontecimientos y el desenvolvimiento de las demandas y las expectativas de las personas para producir las mediaciones, intermediaciones, posibles. Y crecer en esta lucha, en esta lucha de todos nosotros y de una nueva alternativa, pensemos el país como totalidad.





La derecha llega a La Moneda

La derecha llega a la moneda nuevamente. La última vez que lo hizo fue arriba de tanques, bombardeo aéreo mediante, para luego imponer a sangre y fuego su modelo ultraliberal.


Con el arribo de la derecha al poder termina uno de los periodos políticos más prolíferos de nuestro país. La Presidenta Michelle Bachelet se despide con la satisfacción de haber realizados profundas transformaciones al Estado, como es la reforma previsional, que instituye un Estado Social de sólidas bases; con la confianza que la historia sabrá reconocer la tremenda obra realizada por los gobiernos democráticos post dictadura; y con una enorme adhesión y cariño de los chilenos.

La derecha asume el gobierno en un momento en que la naturaleza, dramáticamente, se ha encargado de modificar las necesidades y prioridades del país, lo cual no es óbice para exigir del gobierno la satisfacción de las necesidades, demandas y derechos de los trabajadores y los más postergados, así como el cumplimiento de compromisos éticos y políticos fundamentales.

Con la asunción de Piñera a la presidencia de la república podemos constatar el primer incumplimiento de sus compromisos.

El multimillonario dueño de medios de comunicación no suelta la liana. No cumple su compromiso de desprenderse, antes de asumir la Presidencia de la República, de sus acciones en LAN Chile y, muy por el contrario, se puede observar como gracias a la política y la presidencia se obtiene mayor rentabilidad. Eticamente, Piñera debió enajenar sus acciones antes de las elecciones, sin embargo, business is business, era más rentable esperar; prometió hacerlo antes de asumir la presidencia, pero aun no lo hace, es más conveniente que siga aumentando el precio y ajustar de mejor manera el negocio con los socios. Con respecto a Chilevisión, aun no se concreta el traspaso de la propiedad de dicho importante medio de comunicación, según lo comprometido por Piñera, y lo anunciado se parece al fideicomiso ciego, se anunció el traspaso a una fundación de propiedad de Piñera, la fundación futuro, a la que le cambio de nombre por fundación cultura y sociedad y que conforme a sus estatutos, el Presidente de la entidad es él mismo o quien él designe.

En cuanto a la formación del gobierno, Piñera se había propuesto formar un gobierno de unidad nacional, objetivo que no ha cumplido, pues no logró sumar fuerzas políticas ni liderazgos a su gobierno que le dieran tal carácter. La incorporación de Ravinet carece de relevancia y más aun es una pésima solución, un contrasentido, en cuanto Ravinet es un representante destacado de la Concertación desgastada y en descomposición, que muchos ciudadanos rechazaron, ya en la elección municipal de 2008, rechazo que finalmente determina el triunfo de Piñera y la derrota de la Concertación, coalición que de manera pertinaz no corrigió su conducción desoyendo el claro mensaje del pueblo.

En lugar de un gobierno de unidad nacional, Piñera ha conformado un gabinete de gerentes de empresa. Ha formando un equipo de gobierno que en algunos casos cruza peligrosamente de un lado del mesón al otro. Así mismo, en este momento, merece mención la designación en cargos de gobierno de conspicuos miembros de la Cámara Chilena de la Construcción, entidad que agrupa a responsables de malas construcciones y que sorprende a la opinión pública con una inserción de prensa en defensa de sus asociados, con un enfoque parcial e interesado sobre las responsabilidades. Con todo, el estilo gerencial del gobierno, denota graves falencias en su supuesta mejor virtud, la eficiencia y eficacia, que se expresa en que a varios días de iniciado el gobierno y con una tremenda necesidad, este aun no se termina de conformar, permaneciendo sin nombramiento importantes autoridades de gobierno, como por ejemplo, gobernadores y secretarios regionales ministeriales.

Durante el periodo previo a la elección, Piñera ofreció al país un programa megalómano y populista, crecer por sobre el seis por ciento, doblar el ingreso per cápita, crear un millón de empleos, eliminar la delincuencia, cuyo cumplimiento, incluso antes del terremoto, anunciaba que no se podría alcanzar.

Sin embargo, el terremoto ha dado a Piñera, por una parte, una excusa para el incumplimiento de los compromisos de su demagógico y populista programa, y, por otra parte, a raíz de la necesidad de reconstrucción del país, le otorga un plan de acción u objetivo país que le da sentido a su gobierno.

Hasta ahora podemos observar a Piñera preocupadísimo de los robos a supermercados y tiendas ocurridos luego del terremoto, pero no le hemos visto persiguiendo las responsabilidades de las empresas constructoras por los edificios mal construidos, que se derrumbaron causando muerte, heridos y pérdidas para muchas familias chilenas.

En lo político ha retomado su estrategia pidiendo un nuevo trato a la oposición y convocando a una segunda transición. Un nuevo trato para impulsar la agenda de reconstrucción nacional, materia en la que el congreso nacional muy probablemente legislará correctamente. Su idea de llevar a cabo una segunda transición, la transición al desarrollo, nos devela nuevamente al Piñera que pretende surcar en velero por unas cristalinas aguas en el río Mapocho. Es obvio que, conforme al sistema político chileno, no resulta factible proponerse tal objetivo, considerando que el sistema prevee gobiernos de tan sólo cuatro años.

Para alcanzar el desarrollo se requiere una sincronía y coordinación continua, de largo plazo, de políticas públicas, establecidas en forma participativa por una mayoría consistente de los actores sociales y políticos del país.

Los gobiernos democráticos post dictadura han construido bases sólidas para avanzar hacia el desarrollo y enfrentar este difícil momento de nuestra patria.

Hoy tenemos un principal desafío de reconstrucción nacional, que permitirá dar un importante impulso a la actividad económica relacionada y a la creación de puestos de trabajo, y, por otro lado, tenemos un desafío de continuación con una estrategia seria de desarrollo, que implica, por ejemplo, materializar un profunda reforma al sistema educacional y científico tecnológico, que implique una inversión pública de gran magnitud; avanzar en entregar prestaciones de salud oportunas y de calidad a los chilenos, sobre las bases de lo construido; avanzar en el establecimiento y respeto de condiciones laborales decentes para la trabajadoras y trabajadores chilenos, con sueldo digno, con un sistema moderno de relaciones laborales, que signifique un fortalecimiento y extensión de la sindicalización y la negociación colectiva, condiciones fundamentales de la cohesión social que un proyecto de desarrollo nacional requiere.

CARLOS FUENTEALBA MALDONADO


ABOGADO




El huemul y el cóndor ahora son piñeristas
Juan Guillermo Tejeda
Artista visual. Académico de la Universidad de Chile.

El logotipo presentado por el nuevo equipo de gobierno para hacer de símbolo del Gobierno de Chile nos deja muy inquietos.


Primero, porque como se ha señalado, su calidad es discutible. Puede apreciarse un corte no resuelto entre dos estéticas, una más bien tradicional, pero “redibujada” -el escudo- lo que le resta valor patrimonial, y otra denominada moderna, y que son las letras y colores, incluido el celeste. El escudo fue diseñado por Charles Wood en 1834 y ha conocido muchas versiones hasta fijarse su forma definitiva en 1967 por Decreto Supremo. La del logo sería una nueva versión, aunque muy literal.

Quien ha tomado la decisión ha sido sin duda un nuevo cargo gubernamental, o algún comité. Y esa gente no está dando la cara.

Pero hay más. El uso abusivo del escudo y de la bandera por parte de la dictadura de Pinochet nos traen malos recuerdos. Aquel régimen se asoció visualmente a los emblemas patrios. Quien por justificadas razones tenía aversión al régimen empezó a tenerla a la bandera de Chile, lo cual es una barbaridad. Es decir, apropiarse literalmente un gobierno de paso del escudo de la nación deja en una situación difícil al cóndor y al huemul, que a todos nos pertenecen. Se trata ahora de animales piñeristas. Está bien aludir a los colores, recurrir a versiones suaves del escudo, etc., pero no hacer una cita literal.

Finalmente, la defensa del logo ha corrido a cargo de los diseñadores -de la agencia “Hambre” (hermoso nombre). Pero quien ha tomado la decisión ha sido sin duda un nuevo cargo gubernamental, o algún comité. Y esa gente no está dando la cara. Parece muy inadecuado que unos creativos tengan que responder en este caso.

Se añade a eso la torpe excusa de que se trataría de un logo “de transición”. ¿Van a mandar a imprimir todas las carpetas, camionetas, placas de ingreso, etc., desde Arica a Punta Arenas, lo que significa muchísimos millones, para luego volver a hacer el cambio por el logo definitivo?

Por cierto que el nuevo gobierno tiene el derecho a mantener el logo que unifica todas las reparticiones gubernamentales, o a cambiarlo si ve razones para ello. El cambio, sin embargo, contradice vivamente la idea de continuidad que se esfuerza por dar el equipo de Piñera. Cuando el gobierno de Lagos hizo su logo, aquello tuvo la función adicional de agrupar en un solo símbolo las innumerables reparticiones y unidades gubernamentales del país, hasta entonces con logos diferentes. Hoy no parece haber una razón tan de peso para hacer el cambio.

Sintetizando, podríamos recordar aquí que con los símbolos del país no se juega. Se trata de nada más y nada menos que de diseños que tocan al alma nacional, y que requieren una mirada serena, amplia, tolerante, respetuosa, abierta a la diversidad. Las prometidas virtudes de eficiencia, eficacia, músculo, hacer bien las cosas, etc., no se han visto en esta jugada


El Mostrador

11 de Marzo de 2010




Elecciones en el PS: entre el caballito de bronce y el pen drive
“Una democracia que, en fin, vaya imponiendo el señorío del trabajo y del trabajador,como expresión plena de lo humano, y como pauta y rasero para distribuir la riqueza y el poder.
Y por lo tanto, que valore al trabajo acumulado, en cuanto fruto del esfuerzo humano -del ahorro y de la racionalización del consumo-, como un capital social que más que generador de ganancias, esté destinado a garantizar una vida decente para todos los chilenos ahora, y un mañana más próspero y feliz para las nuevas generaciones.

Clodomiro Almeyda
“La salida democrático-revolucionaria a la crisis chilena”
Ediciones Unidad y Lucha, Enero de 1986

Hace pocos días atrás leí una historia en que se hacía una diferencia entre la lógica del juego “caballito de bronce” y el de las “torres humanas”. Si bien ambos consisten en ir apilando gente hasta que los de abajo se cansan y ya no resisten y la estructura de derrumba, en el primer juego aquellos que ceden al peso son considerados culpables de que el caballito de haya desarmado, mientras que en el segundo el derrumbe de la torre es asumido como una responsabilidad colectiva.
En el primero, además, generalmente los últimos en tirarse sobre el caballito son los más grandes y gordos, que libran sus culpas cargándoselas a los generalmente más débiles que, bajo la lógica del abuso, casi siempre quedaban abajo. En el segundo, a la inversa, los más grandes van abajo, soportando sobre sus brazos y hombros a los más pequeños y débiles.
Algo similar es lo que ocurre y ha ocurrido durante largo tiempo en la política chilena, especialmente entre aquellas fuerzas que a partir del próximo 11 de marzo se ubicarán en la oposición: pudiendo haber aplicado la lógica solidaria y democrática de las torres humanas que habían anunciado, terminaron aplicando rigurosamente el espíritu del caballito de bronce. Es decir, en lugar de consolidar una estructura u organización que permitiera ir mejorando la posición de los débiles, los más gordos y pesados terminaron en los últimos lugares en la fila del caballito de bronce, para dejarse caer sobre los otros.
Y al final, como era esperable, no resultó la estrategia escogida, se terminó culpando a aquellos más esmirriados que rompieron la feble unión que soportaba a los de más arriba, cada día más acostumbrados a tirarse, ser soportados y a no caer. Y lo peor no es que aún no haya autocrítica, sino que quieren seguir jugando el mismo juego.
Entonces, especialmente para quienes formamos parte del pueblo socialista de base desde hace años, cada día en lugar de avanzar hacia certezas, respuestas o al menos propuestas, nos llenamos de dudas, interrogantes e incertidumbres. Por eso, aunque con una celeridad desconocida en el PS, la convocatoria a elecciones en abril estuvo en la página web del partido cuando las sillas del comité central que las acordó aún no se enfriaban, los socialistas todavía no sabemos que se juega en esa elección.
Hasta ahora, para variar, todo parece a reducirse a la lógica binominal de elegir, igual que en el retail, los supermercados, las farmacias y los medios de comunicación, entre dos alternativas: o Díaz o Andrade (aunque seguramente surgirá una tercera o cuarta candidatura para despistar). Sin embargo hay varias cosas que no se saben: por ejemplo ¿qué representa política o programáticamente cada uno de ellos?, ¿cómo llegaron a ser nominados candidatos?.

Peor aún, muchos antiguos militantes (entre los que me cuento) siguen creyendo ingenuamente que habría sido mejor realizar un Congreso extraordinario que definiera una nueva línea política (aunque después nadie la conozca, ni tampoco se aplique) y luego elegir una mesa directiva y un comité central para implementar esas nuevas directrices políticas, que esta vez, por obligación, debieran tener un contenido más amplio que la simple definición de oficialista que atravesaba las resoluciones del último Congreso, realizado sin ninguna condición material ni geográfica y que recién se conocieron muchos meses más tarde. Sin embargo no será así, una vez más tendremos los bueyes antes de la carreta.
Por otra parte estas elecciones que se avecinan en el PS generan otras dudas razonables: ¿se utilizará nuevamente el mismo padrón que la elección pasada, cuando votaron 25 mil afiliados (entre militantes, fichados y acarreados) de un universo de más de cien mil?; ¿por qué nuevamente la posibilidad de postular a las directivas comunales, regionales o al comité central deben ser, sí o sí, por lista?.
Muchos pensamos que el padrón debió depurarse antes de la elección para sincerar la realidad y al menos reducir la incidencia del voto acarreado-no militante en el resultado de los comicios y que, para generar verdadera participación, las postulaciones pudieran ser también unipersonales, porque de otra manera sólo se consagra la dictadura binominal de los mismos de siempre: cada lista corresponderá a un lote que ya sabe más o menos de antemano cuantos miembros podrá elegir y donde los componentes de las nóminas finales serán siempre los “rostros” o los poderosos del lote y no siempre los más capaces ni los más interesados en participar.

Es decir, se reproduce al interior del PS lo peor del sistema binominal: sólo tenemos “derecho” a votar por un candidato, en el caso del comité central, de varias listas que fueron previamente “elegidos” por no se sabe quien y por razones igualmente desconocidas. Bajo esa fórmula, el principio de un militante un voto vale hongo, porque al final no se elige, sólo se ratifican las decisiones que antes tomaron otros. O sea, ni tan lejos de las elecciones antidemocráticas que por años hemos tenido la cara de cuestionarles a la derecha, con la diferencia de que en la UDI, por ejemplo, serán momios y antidemocráticos, pero al menos tienen clara desde hace rato la pega que hay que hacer (y que hacen) en las poblaciones.

Pero la cosa no termina ahí. Aunque para algunos pueda sonar hasta conspirativo, la verdad es que tras este apuro por hacer las elecciones, donde aquellos que creen que Escalona perderá poder se equivocan, existen las más variadas razones, contándose entre las más notables aquella que busca tener un PS no demasiado a la izquierda, que ojalá se case sin separación de bienes con la DC, y que no piense ni por un minuto en superar la ya gastada fórmula concertacionista para… ¡¡promover la candidatura presidencial de Ricardo Lagos el 2013!!, compitiendo con aquellos que ya han enunciado su intención de candidatear a la actual mandataria con los mismos fines.

Es decir, los partidos ya no como instrumentos de interpretación y conducción social, sino como meros instrumentos electorales en beneficio de algunos pocos. En todo caso, nada muy distinto de lo que pasa en el PPD, la DC y el PRSD. ¿Y de ideas, proyectos o sueños?, ni hablar. No hay tiempo de campaña que perder discutiendo sobre utopías colectivas.

En este contexto genera sana envidia leer los programas del PSOE y del Partido de los Trabajadores de Brasil, por poner sólo algunos ejemplos, donde también existiendo diversas corrientes de opinión en su interior y con varios miles y millones de militantes más en su orgánica, la lucha política interna y los acuerdos se basan en propuestas y programas, no en nombres ni cargos.

Parece absolutamente necesario, al menos para la base socialista que contempla este espectáculo electoral, explicitar ideas, propuestas y proyectos que redefinan la identidad del PS de cara al siglo XXI del cual ya hemos avanzado una década. Para nosotros resulta lógico partir de asumir nuestra condición de partido de izquierda, sin embargo no todos piensan lo mismo y por eso ese afán obsesivo por aferrarse a la poco clara definición de “progresista”. Su perfil latinoamericanista, graficado incluso en su bandera, tampoco genera los consensos que uno esperaría, porque cada vez son más y cada vez menos pudorosos los que coquetean con Estados Unidos (no puse imperio para que nadie se asuste) y sus políticas neoliberales hacia Chile y Latinoamérica.

De allí que muchos destacados “socialistas” hagan arcadas o arrisquen la nariz cuando se habla de los procesos venezolano, boliviano, ecuatoriano o de la heroica resistencia de Cuba y son los primeros en ponerse en la fila, detrás de la derecha y la DC, para repetir el libreto gringo contra Chávez, Evo Morales, Correa o contra la Revolución Cubana, que con todas sus contradicciones y carencias, sigue siendo un ejemplo de dignidad y decencia, y que en materias como educación, salud, deporte y turismo, nos sigue mirando desde muy arriba de todos los ranking mundiales.

La defensa del medio ambiente, la exigencia de una nueva Constitución, la correcta apreciación de las nuevas formas de construcción social, así como el uso e importancia de las nuevas tecnologías, la necesidad de definir nuevas y variadas formas flexibles de militancia, la fijación de posiciones claras en materia de defensa de la educación y la salud pública, la obligación de definirse frente al lobby intenso y descarado que hacen las empresas que quieren instalar energía nuclear en Chile o que quieren inundar la Patagonia con sus represas, nuestra apuesta por una verdadera regionalización y sobre todo la obligatoria definición de nuestras propuestas en materia de defensa y fortalecimiento de los derechos laborales, son entre otros, temas antes los cuales el PS debe definirse.
Sin ánimo de hacer comparaciones, creo que no sería una mala idea que a la próxima mesa y al próximo comité central se les entregue un pen drive (tal como lo hizo Piñera con sus ministros), pero vacío, para que sea una obligación salir a la calle a llenarlo con ideas, propuestas y sueños de la gente trabajadora y sencilla que sigue porfiadamente creyendo y bregando por una comuna, una región, un país y un planeta donde sea posible desarrollarse de otra forma a la que nos impone el “desarrollo” capitalista y neoliberal que muchos en el país y en el mundo quieren hacer aparecer como inevitable, para que la línea política y el proyecto socialista para el Chile de este siglo surja de la gente que quiere cambios verdaderos y no de grupos iluminados que nos consideran políticamente discapacitados.
En caso contrario, de persistir la tendencia electoralista extrema que se impone por sobre la discusión y la propuesta política que debiera existir al interior del PS, seremos testigos de la triste decadencia de un partido que renunció a ejercer un liderazgo social y cultural y, más triste aún, que olvidó que su historia y lo que le queda de prestigio se construyó sobre el sacrificio de muchos que creyeron, aún en los peores momentos de nuestra historia, que era posible construir un mañana mejor.

Por Javier Sánchez




La Profunda Crisis al Interior del Partido Socialista de Chile


Raúl Montoya Romero
Secretario Político Comunal San Miguel
Presidente Brigada Socialista Municipalidad de San Miguel


La gran paradoja que se presenta es en ¿Cómo cuatro Gobiernos de la concertación más exitosos de la historia de Chile hayan culminado con una derrota electoral?. Muchos son los análisis y pensamientos que se han vertido en las últimas semanas. Trataremos de sintetizar a modo de ilustrar al lector de las causas de la derrota de los exitosos gobiernos concertacionistas.

Al Partido Socialista de Chile le cupe una gran responsabilidad del fracaso y aquí hay que identificar sus errores más graves. No es valido el llamado a no lamentarse y no perder el tiempo en sesudos análisis, por el contrario urge realizar la crítica y autocrítica, identificar nuestros errores e identificar los malos de los buenos militantes. Primero hay que identificar y luego actuar.

El mismo que comía un sándwich del Mc Donald delante todo Chile, ahora hace referencia a dejarlo todo tal cual como está, ser continuista del las anomalías y aquí no ha pasado nada. “Requerimos más convicciones que recriminaciones, no sólo por los que votaron por Frei, sino particularmente por aquellas y aquellos 5 millones de ciudadanos que no se pronunciaron en las urnas el 17 de enero, pero que a partir de las nuevas reglas, inscripción automática y voto voluntario, serán los ciudadanos del futuro. (Ricardo Solari; Las tareas de la nueva oposición; pschile.cl). Hay que darle una explicación a la ciudadanía compañero Ricardo, dejemos de lado esas prácticas, ya que no fortalecen el partido, por el contrario.

El descontento y frustración de amplios sectores medios y populares ha sido generado por la marcada tendencia en la Concertación al fetichismo del mercado dominante, que no es más que el neoliberalismo en acción. En concreto:

1.- Se expresa en el fracasado del Transantiago (que a decir con franqueza, ha estado mejorando, pero ha “sangrado” mucho nuestro pueblo previo a las mejoras);

2.- La escasa inclusión de la política educacional en el mundo público (poco compromiso en mejorar la educación pública);

3.- Agolpamiento y esperas en hospitales que se acompañaron a escándalos en algunas reparticiones de salud pública;

4.- Postergar, incomprensiblemente, la descentralización (las regiones han visto que el gobierno central pone más énfasis en el desarrollo de la RM);

5.- Postergación de la Reforma Laboral, permitiendo despidos arbitrarios y sueldos miserables. Se argumentó que presentando el Proyecto de Ley de la Reforma Laboral, afectaría la recuperación económica, pero era solo un Proyecto de Ley el cual estaría por un buen tiempo en discusión y otro poco tiempo en entrar en vigencia, para entonces la crisis económica ya habría estado en franca retirada (ver Las claves de la derrota y los ejes de la refundación del progresismo, Eugeni Rivera).

6.- Hacerle el quite a la reforma tributaria (que entre otras cosas se ha permitido una inmoral distribución del ingreso);

7.- El Estado no ha incursionado en políticas industriales sustitutivas de alta tecnología y solamente ha recalcado en la producción de bienes exportables, dependiendo exclusivamente de los vaivenes del mercado mundial;

8.- Postergar o no imponer la batalla por una AFP estatal (se privilegio las AFP privadas, las que provocaron grandes pérdidas a los ahorrantes. Tres grupos controlan el 80% de los afiliados).

Las cúpulas políticas “privilegiaron acuerdos con la derecha, creando descontento en los mismos parlamentarios de la concertación, ya que se vieron sin protagonismo, obligados a votar acuerdos en los que no habían participado, y se sintieron buzones de las iniciativas del Ejecutivo”. (Las claves de la derrota y los ejes de la refundación del progresismo, Eugenio Rivera). Los debates políticos se ausentaron, y al interior del Partido Socialista se manifestaron las disidencias; éstos fueron excluidos lo que condujo a las renuncias de Jorge Arrate y una camada importante de militantes con basta experiencia de base, gremial e intermedia. Siendo testigos de epítetos, de Camilo Escalona contra esos compañeros de “fracasados”, y a decir del compañero Arrate, que por poco no los llamaban “rotos upelientos” (Clase contra clase, Internet).

La crisis del PS se profundiza, a través de las renuncias de Navarro, Marco Enrique Ominami, el Senador Ominami y tantos otros como el sindicalista Maturana de la Confusam, siendo los primeros indicios de la fractura del mundo sindical en el PS. Grave a decir lo menos.

El error que rebaso el vaso del fracaso, después de 20 años de exitosos gobiernos, fue la de impedir las primarias en la Concertación.

La desligazón de grandes vertientes progresistas e izquierdistas desde la Concertación en torno a líderes MEO, Alejandro Navarro y Jorge Arrate, provocadas por imposiciones conservadoras o liberales de la mano de sectores de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, los que generaron tal descontento, desconcierto y confusión en la población, que concluyeron bajando las adhesiones del electorado.

Se trata de mirar al Partido Socialista profundamente, hacia adentro, con la crítica y autocrítica que se merece, y la complacencia dejarla a un lado, pensando solamente en nuestra clase trabajadora, la cual será sometida a una explotación más profunda y desenfrenada por el nuevo gobierno de derecha.

I.- El debate de ideas

En su contexto histórico el PS siempre tuvo grupos de tendencias de opinión, los que aportaban con planteamientos, proposiciones, nuevas o viejas ideas, posiciones y hasta principios basados en teorías ideológicas de pensadores nacionales y extranjeros. El PS fue un generador de grandes cuadros políticos, legendarios dirigentes sindicales, aguerridos dirigentes estudiantiles y juveniles, lideres poblacionales, intelectuales de tamaña magnitud.

Con el posicionamiento de la Concertación en la Historia de Chile, los grupos de tendencias de opinión se fueron convirtiendo en grupos de poder al interior del Estado. Las tendencias perdían su tiempo en discutir los cupos a ocupar, en alianzas a realizar para “fregar” a la otra, en vez de enfrentar problemas verdaderamente sociales. Estaban ocurriendo despidos arbitrarios, vejando a mujeres, asaltando a gente de trabajo, enajenando a la juventud y los “lotes” tratando temas de sus “lotes”, sin preocuparse de los verdaderos y sentidos problemas de los trabajadores, del pueblo de Chile. No había tiempo en crear ideas, hacer debate político, ni menos ideológico, se justificaba el neoliberalismo por la objetiva Globalización. Los temas medio – ambientales y el cambio climático era materia de los ambientalistas y no del PS.

El PS ya estaba desligado de su sustento social, el pueblo. Pero ahora la Nueva Izquierda “vuelve” a su redil ideológico, el ser de izquierda, según definiciones de Andrade. Pero no es suficiente autodefinirse, lo que importa es conocerse por los hechos, y será bastante difícil que esa tendencia logre interpretar los postulados de izquierda, debido al batallón de operadores que posee, los que no realizan practicas revolucionarias, y que por el contrario sus actuaciones, por que se está apreciando en estas escasas semanas, cubrirán sus faltas e intentaran ser el eje de la oposición con consignas que podrían seducir al incauto militante poco conocedor de los detalles políticos.

“La renovación brilla por su ausencia en el Partido Socialista. Probablemente en ningún otro partido de la coalición la fusión entre militancia partidaria y su colocación en la burocracia pública haya definido con tal precisión la correlación de fuerzas interna. Aferrarse al poder, cualquiera fuera el costo, ha terminado por desdibujar totalmente la personalidad progresista de la entidad. Nunca el PS prestó tan poca atención al debate de ideas como en el último período.” (Las claves de la derrota y los ejes de la refundación del progresismo, Eugenio Rivera)

II.- La fuga de militantes

La incondicionalidad impuesta por del camilismo, la que se tradujo es cero discusión o debate y obedecer a ciegas, cuestión que provocó el abandono “prácticamente empujados por la mesa directiva de Escalona, cuya principal responsabilidad radica en no haber abierto válvulas para canalizar sus críticas al gobierno de Bachelet y la Concertación” (Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS, CIPER, Internet).

El PS ha gobernado dualmente; con consignas de centroizquierda y manejando la economía con principios neoliberales. Los militantes verdaderamente de izquierda (y no los que se autodefinen a última hora) creyeron que se podía instalar proyectos progresistas más lejos que la red de protección social, por ejemplo la reforma laboral, la reforma tributaria, el cambio del sistema electoral binominal, entre otros. La Nueva Izquierda no permitió que se criticase al gobierno y arrinconó a los disidentes, con las consecuencias ya conocidas, abandono de las filas del partido.

Navarro predecía las graves faltas por las que estaba atravesando el partido; “Dijimos que el partido debía ponerse al lado de los trabajadores y que había que separar la función de ser partido de gobierno del ser gobierno. Lamentablemente, la dirección de este Partido Socialista, encabezada por Camilo Escalona, confundió el ser partido con el ser gobierno”. (Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS, CIPER, Internet).

Hoy el partido está débil, ya que se han ido buena parte de sus militantes, y muchos de sus simpatizantes ya no creen en el actual PS. Las perdidas se cuentan entre activistas territoriales, dirigentes intermedios, militantes con costumbre en hacer campaña. Lamentables descalificaciones del sector camilista se escucharon contra esos compañeros, pero en periodo estricto de campaña, esos “disidentes” hicieron falta.

Como señalara Arrate “Cuando se es presidente del PS no se puede ser jefe de una corriente o de un lote interno”. (Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS, CIPER, Internet).

III.- El bochorno de las primarias

Las intenciones de “Arrate era convertir la primera vuelta presidencial en una suerte de primarias a la que se presentara un candidato DC y otro del PS. Este último con un programa más progresista que lo permitido por los cánones de la Concertación, para captar el voto de la izquierda extraparlamentaria. (Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS, CIPER, Internet).

El camilismo estaba en otra frecuencia, la disyuntiva eran Ricardo Lagos o José Miguel Insulza. Pero también acceder a un presidente DC, para luego asegurar a Bachelet en 2014, cuestión que primo a fin de cuentas.

Cuando ya todo estaba “amarrado y sacramentado” por la mesa de Escalona, salta a la palestra Marco Enrique Ominami, postulando por fuera de la Concertación “en protesta por el bloqueo a su aspiración de representar en primarias al PS” (Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS, CIPER, Internet).

La imagen de Camilo Escalona iba en bajada, tanto por el discurso de MEO a su autoritarismo, el bochornoso incidente con José Antonio Gómez en el escenario cuando Frei era proclamado y liderar un grupo de operadores – funcionarios públicos, los que realizaban acuerdos cupulares por sobre la estructura orgánica del partido.

Cabe recordar que el partido tuvo una efímera baja en su votación, pero debido a la escasa participación de sus senadores y parlamentarios en sus respectivos territorios, se perdieron dos senadores y cuatro diputados. La “escasa participación” no es más que abandonar los principios básicos del socialismo que es estar con el pueblo, escucharlo y hacer políticas con la gente. Retroalimentarse.

IV.- Las internas del PS

Uno de los primeros en solicitar la renuncia de Escalona fue el Diputado y compañero socialista Fidel Espinoza (primera mayoría nacional en las elecciones de a Diputado). La venganza no se deja esperar en la figura de militantes de la Nueva izquierda que están buscando castigo disciplinario contra Espinoza, por no haber apoyado a Naranjo en las senatoriales.

El panorama parece ser “energizante”, como lo manifestaba un viejo militante. La Nueva Izquierda parece estar fraccionada debido a los temas tratados, y otros que se conocerán; tarde o temprano aflorara la verdad.

La crisis recién comienza y la solución es obvia: recambio, reestructuración, y lo más importante, voluntad de unidad. (Ver Renacer en la crisis; Juan Pablo Pallamar; pschile.cl)

“Por ello, el PS debe buscar la máxima coherencia en sus determinaciones. Forzar a la dimisión del Presidente o de un par de miembros de la Mesa sería un acto sólo similar al oportunismo de Meza en su pacto con la derecha por la testera de la Cámara de Diputados. Si la Mesa nacional renuncia debe seguirle la Comisión Política (CP). En esa situación, el CC, que es el órgano que elige la Mesa y la CP, reconocería en esos actos, su propio fracaso. La responsabilidad recae en todo el partido: sus dirigentes, sus autoridades populares y sus órganos. Así, la señal de transición debe orientarse a una mixtura con una generación más joven hoy parte del CC. Y al inicio de un proceso nacional de debate interno que absorba la derrota como una energía de renovación en nuestras filas. En las próximas elecciones internas la militancia decidirá qué Comité Central conducirá el partido por los próximos dos años.” (Renacer en la crisis; Juan Pablo Pallamar; pschile.cl)

Bibliografía:

1.- Siete claves para entender el resultado electoral; Rodrigo Salcedo, Internet.


2.- Elecciones y crisis de la política patronal: Juan Valenzuela; Clase contra clase; Internet.


3.- La Crisis de la elite socialista; Alfredo Joignant; Internet.


4.- Las claves de la derrota y los ejes de la refundación del progresismo; Eugenio Rivera; blog.latercera.com.


5.- Chile: un fracaso electoral y la crisis del PS; Pedro Ramírez y Bastian Fernández; CIPER, Internet.


6.- Las tareas de la nueva oposición; Ricardo Solari; www.pschile.cl


7.- Renacer en la crisis; Juan Pablo Pallamar; www.pschile.cl




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